La icónica película El mago de Oz (1939) se ha convertido en un clásico del cine, pero su producción estuvo marcada por numerosos incidentes y situaciones peligrosas que afectaron al elenco y al equipo de filmación. Desde accidentes con efectos especiales hasta problemas de salud derivados del maquillaje, esta película es un claro ejemplo de los riesgos que implicaba la experimentación con técnicas cinematográficas innovadoras en aquella época.
El accidente de Margaret Hamilton
Uno de los incidentes más conocidos ocurrió durante una escena en la que la Malvada Bruja del Oeste, interpretada por Margaret Hamilton, desaparecía en una nube de humo. Un error técnico en el mecanismo provocó una explosión antes de que la actriz pudiera escapar de la plataforma, lo que le causó quemaduras de segundo y tercer grado en el rostro y manos. Debido a la gravedad de sus heridas, Hamilton se vio obligada a ausentarse del set durante seis semanas.
Cuando regresó, se negó a participar en escenas que implicaran fuego, lo que llevó a que su doble, Betty Danko, realizara algunas de estas tomas. Sin embargo, Danko también sufrió un accidente cuando la escoba que utilizaba explotó, lanzándola violentamente al suelo. Sus lesiones fueron tan serias que requirió hospitalización, consolidando su experiencia como una de las más peligrosas de la filmación.

El maquillaje tóxico del Hombre de Hojalata

Buddy Ebsen, el actor originalmente elegido para interpretar al Hombre de Hojalata, tuvo que abandonar la producción debido a una severa reacción al polvo de aluminio utilizado en su maquillaje. En sus memorias The Other Side of Oz, Ebsen relató que el polvo entraba en sus pulmones mientras dormía, provocándole calambres musculares y problemas respiratorios graves. Su hospitalización obligó a los productores a reemplazarlo por Jack Haley, quien interpretó al personaje en la versión final de la película.
Tras este incidente, el diseño del maquillaje del Hombre de Hojalata fue modificado, reemplazando el polvo de aluminio por una pintura plateada más segura. Sin embargo, Haley también experimentó problemas de salud menores debido a la pintura, aunque no tan graves como los sufridos por Ebsen.
El accidente de Toto
El perro Terry, quien interpretó a Toto, también sufrió un percance durante la filmación. Un técnico de producción accidentalmente pisó al pequeño animal, causándole lesiones en una de sus patas. El perro tuvo que recibir atención veterinaria y descansar por unos días antes de poder regresar al set.
Condiciones laborales y peligros en el set
Más allá de estos accidentes específicos, la producción de El mago de Oz fue notoria por las difíciles condiciones de trabajo. Los actores que interpretaron a los Munchkins reportaron que sus trajes eran extremadamente calurosos y que sus salarios eran significativamente inferiores a los de los demás miembros del elenco. Además, la iluminación intensa utilizada en el set generaba temperaturas sofocantes, lo que aumentaba el riesgo de golpes de calor.
El historiador John Fricke ha señalado que muchos de estos accidentes ocurrieron debido a la naturaleza experimental de los efectos visuales utilizados en la película. Los cineastas estaban intentando crear escenas sin precedentes en la historia del cine, lo que inevitablemente llevó a situaciones imprevistas y accidentes. No obstante, Fricke enfatiza que no hubo negligencia intencional por parte del equipo técnico.
A pesar de los numerosos incidentes ocurridos durante su producción, El mago de Oz sigue siendo una de las películas más queridas y recordadas de la historia del cine. Los desafíos enfrentados por el elenco y el equipo de producción reflejan las dificultades de la industria cinematográfica en la década de 1930, cuando los estándares de seguridad en los sets eran muy diferentes a los actuales. Hoy en día, estos relatos sirven como un testimonio de la dedicación y el sacrificio que hicieron posible este clásico atemporal.